Para los vecinos de Campanillas, mirar al cielo cuando llueve es rememorar un pasaje de incertidumbre, preocupación y miedo que se repite continuamente. Calles, sótanos y garajes inundados, barro, viviendas desalojadas, vehículos y casas afectadas, clases suspendidas, caos y colapso en los accesos por carretera, contenedores arrastrados… Todo un panorama que angustia a las personas que sufren las consecuencias en su entorno más cercano cuando las nubes descargan las peores lluvias torrenciales y en este distrito de la capital malagueña se desborda el río homónimo que cruza el núcleo urbano y que desde hace años amenaza a la población.
Y es que lo vivido en las últimas horas durante la madrugada del martes no es nada nuevo para los habitantes del barrio, mientras se afanan en achicar agua y retirar fango, hartos de la situación. Si bien es cierto que en los cinco meses pasados se han producido hasta tres episodios de grandes precipitaciones, ya en 2020 la borrasca ‘Gloria’ no solo afectó a cerca de un millar de familias, también dejó patente la necesidad de dotar a Campanillas de unas infraestructuras que eviten este continuo lodazal.
Medidas urgentes
Una de las medidas más urgentes es el encauzamiento del río Campanillas. Un proyecto cuya redacción fue contratada hace décadas por la Junta de Andalucía y que fue valorada en más de 50 millones de euros, recogido en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de Málaga en 2005, que hay que actualizar, según indican los expertos, aunque también ha sido motivo de varios estudios que ponen encima de la mesa esta acuciante necesidad para garantizar la seguridad de los vecinos y la construcción de cerca de 7.000 viviendas proyectadas.
Para el ingeniero de caminos malagueño Ángel García Vidal, el encauzamiento del río es «fundamental, ya que es lo que afecta a esta zona tan localizada, aunque, según tengo entendido, actualmente una sociedad privada que va a hacer un desarrollo urbanístico en la zona lo está adaptando. Independientemente de esto, el proyecto ha tenido, tiene y tendrá entidad para que la Administración pública lo hubiera hecho hace tiempo, ya que las inundaciones en Campanillas se vienen sucediendo desde tiempos inmemoriales», ha afirmado a 101TV.
«Las inundaciones en Campanillas se vienen sucediendo desde tiempos inmemoriales»
Asimismo, García Vidal ha añadido que no se puede estar constantemente desalojando a mil vecinos, además de tener en cuenta lo que arrastra este tipo de lluvias. «Estos acontecimientos con arroyos en los que la mayor parte del tiempo están secos reciben una cantidad enorme de caudal que es imposible que lo puedan soportar y reconducirlo si no se han hecho antes actuaciones para ello». Así, plantea la limpieza de vegetación y que esté liberado de sedimentos, y no como ocurre en la actualidad que van a parar a la bahía de Málaga o la playa de La Malagueta que hace dos días amanecía inundada de cañas, basura y troncos.
Otras claves
Otro de las claves a tener en cuenta es que el río debe tener capacidad de evacuar los caudales y el ensanche del puente de entrada del barrio. «Todas las estructuras tienen que estar acorde para evacuar esa cantidad de agua y hay que darle mayor amplitud para que no sea este estrechamiento un obstáculo porque hace mucho daño. En definitiva, aquí lo que hace falta es invertir y la Administración tiene que dar prioridad a este proyecto». Como profesional en la materia, Ángel García Vidal ha podido comprobar todos los daños causados en muchos puntos de la provincia de Málaga producidos por la Dana de octubre del pasado año y, asevera, que con esta última borrasca «los ha incrementado».
Sin embargo, para este técnico «lo único positivo es el prudente trabajo que han realizado todos los equipos de emergencia en tiempo y forma» para informar y atender a la población. Una solución que está en el tejado de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Málaga que para los vecinos de Campanillas deberían acometer con la mayor celeridad y prioridad posible, aún a sabiendas del alto coste de la inversión, pero que recuperaría la normalidad en esta barriada que tiembla cuando una tromba de agua cae sobre sus calles.